News

May2021

Artículo de fondo. Contribución de los proveedores de automoción a la reducción de emisiones de CO2

En los últimos años estamos viendo una mayor implicación de los diferentes stakeholders en la lucha contra el cambio climático. La industria de automoción no es ajena a este desafío y también está enfocando sus estrategias y procesos en esta dirección. 

El Pacto Verde Europeo representa una oportunidad para alinear las políticas climáticas y para integrar, con un planteamiento holístico, las legislaciones sectoriales sobre las emisiones de los vehículos, las energías renovables, la infraestructura de recarga y repostaje y la fiscalidad de la energía y para promover la descarbonización de todos los vectores energéticos (electricidad, combustibles líquidos y gaseosos, hidrógeno) permitiendo la localización de inversiones donde son más eficientes para reducir las emisiones de carbono. 

El ambicioso objetivo de alcanzar en 2050 la neutralidad climática planteado por el Pacto Verde Europeo conlleva una revisión en los próximos meses de los reglamentos europeos de emisiones de CO2 para 2025/30 aprobados en 2019, tanto para vehículos ligeros (Reglamento (UE) 2019/631) como para vehículos pesados (Reglamento (UE) 2019/1242), con el fin de adaptar los niveles de reducción de emisiones de CO2 de los vehículos a los nuevos objetivos. 

Además, en el ámbito nacional, las Cortes Españolas aprobaban recientemente la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética con el mismo objetivo de neutralidad climática en 2050.

Las empresas fabricantes de componentes para automoción apoyan el Acuerdo de Paris de 2015 y el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática en 2050, aportando soluciones tecnológicas para lograr los ambiciosos objetivos de la movilidad sostenible. Es fundamental que se desarrolle un marco legislativo tecnológicamente abierto, que tenga en cuenta los objetivos medioambientales, sociales y económicos y que salvaguarde la competitividad, la innovación y el empleo en el sector de automoción. 

Basándose en el principio de neutralidad tecnológica, la legislación debe fijar objetivos realistas y alcanzables, garantizar una competencia leal en el mercado y dejar prevalecer las soluciones más eficientes. 

Este proceso de transición ha de llevarse a cabo de forma progresiva y, para lograr este ambicioso objetivo, es necesario contar, en los próximos años, con toda la gama de tecnologías de sistemas de propulsión, incluyendo las mejoras de eficiencia de los motores de combustión interna y su adaptación a los combustibles renovables y bajos en carbono (hidrógeno, biocombustibles y combustibles sintéticos), la electrificación (con batería o pila de combustible) y los diferentes grados de hibridación, ofreciendo diversas soluciones adaptadas a cada necesidad. 

En vez de regular un final para el motor de combustión interna en los vehículos que llegan al mercado, es necesaria una eliminación gradual de los combustibles fósiles, incentivando la contribución de los combustibles renovables y bajos en carbono que permiten reducir las emisiones no sólo de los vehículos nuevos, sino también de la flota existente. 

Como “cada gramo cuenta”, los proveedores de automoción también están trabajando en otros sistemas que permiten reducir las emisiones de CO2 del vehículo como, por ejemplo:
•    Los sistemas de recuperación de energía mecánica de la frenada o térmica de los gases de escape
•    Los nuevos materiales, diseños y estructuras multimaterial para reducir el peso de los componentes y del vehículo en su conjunto (cada 100 kg de reducción de peso disminuyen 8,5 g/km las emisiones de CO2)
•    La mejora de la eficiencia energética de los sistemas de ventilación, climatización, iluminación y otros dispositivos eléctricos y electrónicos del vehículo
•    Las ecoinnovaciones
•    La mejora de aerodinámica y reducción de resistencia a la rodadura
•    La conectividad y automatización que permiten mejorar la movilidad y reducir la congestión

Estos son solo algunos ejemplos de cómo la industria de los proveedores de automoción se está transformando completamente para contribuir a la descarbonización. 

También existen ejemplos en el ámbito de la fabricación, en el que la reducción de emisiones de CO2 está ligada a la mejora de la eficiencia energética de los procesos de fabricación y a su digitalización y a las prácticas de economía circular, como el ecodiseño, la reutilización, la refabricación y el reciclado. 

Además, para lograr mayores reducciones de las emisiones agregadas, las políticas climáticas deben tener en cuenta las emisiones del pozo a la rueda y durante todo el ciclo de vida del vehículo. La regulación actual, basada en las emisiones del tanque a la rueda de los vehículos matriculados, provoca que los objetivos más estrictos de emisiones de CO2 promuevan en exclusiva los vehículos eléctricos con batería. 

La transición ha de ser progresiva y contar con certidumbre regulatoria, para permitir que las empresas alcancen los objetivos de la forma más eficiente, con plazos que incentiven las decisiones de inversión y que permitan su recuperación.

En cualquier caso, la estrategia de descarbonización debe acompañarse de una estrategia industrial y de capital humano, específica para la cadena de valor del sector, que fomente el mantenimiento y modernización de los activos industriales del país, así como la adaptación y capacitación de los trabajadores, avanzando en su cualificación profesional continua para adaptarla a las nuevas necesidades y mitigando las consecuencias negativas de la transición del sector, inmerso en cambios estructurales sin precedentes.

X

Dont miss out
on our news