Descarbonización: más allá del coche eléctrico

María Luisa Soria, Directora de Relaciones Institucionales e Innovación de SERNAUTO

María Luisa Soria

Directora de Relaciones Institucionales e Innovación de SERNAUTO

  • En la lucha por la neutralidad climática de Europa para 2050, la transición ha de ser progresiva y contar con certidumbre regulatoria, no imponiendo un final para el vehículo de combustión interna.
  • España cuenta con un ecosistema de innovación puntero en el desarrollo de productos y tecnologías para los vehículos eléctricos.

El sector de la automoción tiene una gran relevancia en nuestro país, siendo tractor de otros ecosistemas industriales. Así, el compromiso con la sostenibilidad va más allá de la fabricación de vehículos eléctricos o la instalación de cargadores de coches eléctricos. Los nuevos retos de la industria de la automoción implican la descarbonización de todos los vectores energéticos.

En este sentido, el Pacto Verde Europeo representa una oportunidad para alinear las políticas climáticas. También, para integrar, con un planteamiento holístico, las diversas legislaciones sectoriales: emisiones, energías renovables, infraestructura de recarga y repostaje, fiscalidad de la energía… Además, permite la localización de inversiones donde son más eficientes para reducir las emisiones de carbono. 

El reto de la descarbonización en Europa

Los nuevos retos de la industria de la automoción suponen una transformación total de la cadena de valor del sector. Como consecuencia, los reguladores y, en particular, la Unión Europea (UE) están desarrollando medidas para impulsar el compromiso social y ambiental de las empresas.

Uno de los ejes principales de actuación de la UE en materia de sostenibilidad es el objetivo europeo de neutralidad climática (cero emisiones netas de carbono) para 2050. Este reto se materializa a nivel nacional en leyes como la Ley 7/2021, de 20 de mayo, de Cambio Climático y Transición Energética. En ella se establecen los compromisos de España con la UE en materia de energía y clima con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050.

La industria de automoción española no es ajena al desafío medioambiental. El sector está enfocando sus estrategias y procesos en la reducción de la huella de carbono y las emisiones de CO2 de los vehículos. Para ello, aporta innovaciones como, por ejemplo:

  • Los sistemas de recuperación de energía mecánica de la frenada o térmica de los gases de escape.
  • Los nuevos materiales, diseños y estructuras multimaterial para reducir el peso de los componentes y del vehículo en su conjunto. Cada 100 kg de reducción de peso disminuyen 8,5 g/km las emisiones de CO2.
  • La mejora de la eficiencia energética de los sistemas de ventilación, climatización, iluminación y otros dispositivos eléctricos y electrónicos del vehículo.
  • Las ecoinnovaciones.
  • La mejora de aerodinámica y reducción de resistencia a la rodadura.
  • La conectividad y automatización que permiten mejorar la movilidad y reducir la congestión.

Hemos de mirar más allá de los vehículos eléctricos

Una de las fortalezas de la industria española de componentes para automoción reside en contar con más de seis décadas de experiencia en la integración de la cadena de valor de los aspectos sociales y ambientales. Los fabricantes de componentes para automoción apoyan el Acuerdo de Paris de 2015 y el objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad climática en 2050.

Para ello, aportan soluciones tecnológicas para lograr los ambiciosos objetivos de la movilidad sostenible. Es fundamental que se desarrolle un marco legislativo tecnológicamente abierto que tenga en cuenta los objetivos medioambientales, sociales y económicos y que salvaguarde la competitividad, la innovación y el empleo en el sector de automoción. 

Basándose en el principio de neutralidad tecnológica, la legislación debe fijar objetivos realistas y alcanzables, garantizar una competencia leal en el mercado y dejar prevalecer las soluciones más eficientes. Este proceso de transición ha de llevarse a cabo de forma progresiva y debe contar con toda la gama de tecnologías de sistemas de propulsión.

Esto implica incluir las mejoras de eficiencia de los motores de combustión interna y su adaptación a los combustibles renovables y bajos en carbono (hidrógeno, biocombustibles y combustibles sintéticos). Así como la electrificación (con batería o pila de combustible) y los diferentes grados de hibridación, ofreciendo diversas soluciones adaptadas a cada necesidad

En vez de regular un final para el motor de combustión interna en los vehículos que llegan al mercado, es necesaria una eliminación gradual de los combustibles fósiles, incentivando la contribución de los combustibles renovables y bajos en carbono que permiten reducir las emisiones no solo de los vehículos nuevos, sino también de la flota existente. 

Reducción de emisiones de CO2 en los vehículos
El sector enfoca sus estrategias y procesos en la descarbonización y la reducción de las emisiones de CO2 de los vehículos.

Nuestra industria y los vehículos eléctricos

España juega un papel muy importante en la fabricación de baterías y pila de combustible. Tenemos muchos elementos para ser un entorno ganador. Elementos como las materias primas, las energías renovables, notorios organismos de investigación, un sector industrial establecido y una industria de fabricación de componentes y sistemas consolidada.

En el conjunto de la industria de la Unión Europea, contamos con un ecosistema de innovación puntero en el desarrollo de productos y tecnologías para los vehículos eléctricos. Diversos expertos coinciden en que, en 2025, los vehículos eléctricos serán totalmente competitivos. Pero, para poder aprovechar este filón, son necesarios algunos factores clave como la economía de escala, mejora de la tecnología, infraestructura y regulación.

En resumen, la descarbonización ha de ser progresiva y contar con certidumbre regulatoria, sin limitarse a imponer los vehículos eléctricos. Las empresas deben alcanzar los objetivos de la forma más eficiente, con plazos que incentiven las decisiones de inversión y que permitan su recuperación.

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