Los proveedores europeos de automoción alertan de que la brecha de competitividad amenaza la base manufacturera del sector
Los proveedores europeos de automoción advierten que la base industrial del continente se encuentra bajo una presión creciente. La baja rentabilidad, la reducción de capacidad productiva y el aumento de la competencia extranjera —especialmente desde China— están debilitando la capacidad del sector para invertir y mantener su competitividad global. Según el último CLEPA Pulse Check, una encuesta semestral que mide el sentimiento empresarial realizada con McKinsey, los resultados apuntan a un déficit estructural de competitividad que Europa ya no puede ignorar.
“Una rentabilidad persistentemente baja está llevando a la industria por un camino peligroso. Sin medidas decisivas, la fabricación de componentes en Europa corre el riesgo de desaparecer, ya que las empresas se verán obligadas a reubicar o cerrar, poniendo en peligro el empleo y el conocimiento especializado”, afirma Benjamin Krieger, secretario general de CLEPA.
“La UE cuenta con fortalezas como ubicación para la inversión y la manufactura, pero es urgente actuar para reforzar la competitividad reduciendo el coste de la electricidad, eliminando cargas burocráticas y mejorando las condiciones de financiación. En paralelo, las políticas de contenido local deben garantizar que el conocimiento crítico se mantenga en Europa. Un marco flexible y tecnológicamente neutro estimulará la innovación y acelerará la descarbonización del transporte por carretera. En conjunto, estas medidas pueden asegurar la transición y devolver al sector europeo de automoción a una senda de crecimiento sostenible.”
Previsión de rentabilidad: los márgenes bajos ponen la transición en riesgo
Siete de cada diez proveedores prevén beneficios inferiores al 5%, el umbral mínimo necesario para mantener inversiones en tecnología, capacidades y talento. Un tercio anticipa beneficios nulos o muy bajos, lo que amenaza el empleo, la actividad de I+D y el crecimiento futuro.
El problema es estructural, no coyuntural: para 2026, el 70% de los proveedores sigue proyectando márgenes inferiores al 5%.
Con unos ingresos estancados, las empresas están aplazando inversiones o trasladando producción a regiones más competitivas en costes, lo que compromete la capacidad de Europa para liderar las tecnologías de movilidad de próxima generación.
Europa Occidental: un perímetro industrial en retroceso
El aumento de costes y una demanda que avanza con mayor lentitud están deteriorando la base industrial de automoción en Europa Occidental.
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El 50% de los proveedores planea reducir capacidad productiva en Europa Occidental en los próximos cinco años.
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Solo el 10% prevé ampliarla.
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En contraste, el 49% espera crecer en Norteamérica, el 42% en Asia y el 35% en China.
Este desplazamiento de inversiones demuestra que los mercados más competitivos y previsibles están captando el crecimiento industrial.
Prioridades del sector: la competitividad se convierte en el eje central
La competitividad emerge como el principal reto para el 86% de los proveedores, un aumento de 14 puntos respecto a la encuesta de primavera. La caída de la demanda y la mayor velocidad de adopción tecnológica en otras regiones intensifican la presión, dejando a la base industrial europea cada vez más vulnerable.
Aceleración de la presión de las importaciones chinas: la huella industrial europea en riesgo
La competencia de proveedores chinos se ha intensificado rápidamente. Gracias a ventajas de costes, subsidios significativos y una sólida base doméstica, los actores chinos están ganando terreno en el mercado europeo.
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Hoy, el 69% de los proveedores europeos ya compite con importaciones chinas, un aumento de 12 puntos respecto a la primavera.
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Tres de cada cuatro esperan que la presión aumente aún más, hasta 26 puntos adicionales, lo que incrementa la preocupación sobre la capacidad futura de Europa para mantener una cadena de valor de automoción robusta.


