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Nov2021

Artículo SGS. Residuo Cero, una verificación para fortalecer la Estrategia de Sostenibilidad de tu empresa

En los últimos años, estamos siendo partícipes de cómo a nivel nacional y europeo se están reforzando las medidas y estrategias en cuanto a la generación y eliminación de residuos urbanos. En España, la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados traerá novedades en materia de fiscalidad ambiental, como el impuesto a plásticos de un solo uso o el impuesto a residuos depositados en vertedero, así como acciones para la prevención y optimización de la jerarquía de gestión de los residuos. Como hilo conductor de todas estas medidas aparece el impulso a la Economía Circular, un concepto económico cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.

Este concepto, lejos de ser nuevo, comenzó a moldearse en la década de los 60 de la mano del economista Kenneth Boulding en su ensayo The Economy of the Coming Spaceship Earth (La economía de la nave espacial Tierra). En él, Kenneth planteaba una nueva economía, la economía del astronauta, en donde la Tierra era concebida como una única nave espacial, sin reservas ilimitadas de nada, y donde el nuevo hombre tuviese que diseñar un sistema ecológico cíclico para reproducir continuamente materiales y energía. Actualmente, es la Fundación Ellen MacArthur la que está intensificando las investigaciones e iniciativas en diferentes niveles sectoriales para aterrizar de forma efectiva este cambio en los modelos de producción. Según esta fundación, en un verdadero sistema circular el consumo solo se produce en ciclos biológicos eficaces, como ocurre en la naturaleza; por lo demás, el uso debe de sustituir al consumo. De esta forma, los recursos se regeneran dentro del ciclo biológico o se recuperan y restauran gracias al ciclo técnico (mantenimiento, reutilización, reciclaje, etc). Dentro de esta economía optimizada desaparecería el concepto de residuo.

Y es que, debido a todos estos avances, cada vez está más claro que nuestro modelo actual de producción no es sostenible en un planeta con recursos finitos. Las organizaciones que no comiencen a identificar y a implantar políticas de ecodiseño y a optimizar su sistema productivo para hacerlo más sostenible, tendrán más cada año más dificultades a la hora de diferenciarse de sus competidores. De hecho, hace tiempo que el rendimiento de las empresas ya no se mide sólo por sus resultados financieros. Los accionistas, los grupos de interés y la sociedad en su conjunto están imponiendo otros factores para medir la sostenibilidad.

Toda esta exigencia de verdadera sostenibilidad se llevará a cabo mediante la Taxonomía de Sostenibilidad Europea, que cubre una serie de requisitos medioambientales que las empresas deberán de cumplir para poder clasificarse como una actividad ambientalmente sostenible. Entre estos requisitos se encuentra la transición hacia la Economía Circular mediante la prevención, la reutilización y reciclaje de residuos. Se ha previsto que las empresas que tengan entre sus obligaciones el reportar los Estado de Información No Financiera (EINF) tendrán muy pronto que reportar en materia de taxonomía y, por tanto, sobre la circularidad de sus actividades y la gestión de sus residuos. Residuo Cero surge para avanzar hacia este modelo de economía circular, reconociendo el esfuerzo de las organizaciones que se adelantan de manera voluntaria a la normativa actual. Residuo Cero no implica la no generación de residuos, sino una gestión organizada de los mismos a partir de la jerarquía de gestión de los residuos establecida por la Unión Europea, la cual muestra las prioridades de actuación a la hora de tratar con los residuos. Dentro de esta jerarquía, el primer paso debe ser siempre tratar de prevenir al máximo la generación de residuos, seguido, en este orden, de la reutilización de estos, su reciclado, otros tipos de valorización (sobre todo energética y compostaje), y por último su eliminación o depósito en vertederos.

Para ello se ha desarrollado una Guía de SGS Residuo Cero que servirá de herramienta para implantar un sistema de gestión en organizaciones de cualquier tamaño y tipo de actividad. Su diseño de enfoque de ciclo de vida permite a las organizaciones no sólo evaluar sus procesos generadores de residuos sino todos esos influjos en forma de materias primas adquiridos por la organización y los productos que la misma organización pone en el mercado. De esta forma, se trata de evitar residuos potenciales dentro y fuera de la organización. SGS se encarga de verificar si la organización genera y gestiona sus residuos conforme a los requisitos establecidos en esta guía y de si la información recogida en el informe de residuos de la organización es trazable y no tiene inexactitudes. De esta manera, las organizaciones logran optimizar sus procesos y reducir el consumo de materias primas, pudiendo incluso reducir costes a medio y largo plazo.

Como resultado, las organizaciones consiguen avanzar hacia un modelo de economía circular y contribuir al desarrollo sostenible. Una de las mejores formas de reflejar esto es en la Estrategia de Sostenibilidad de la empresa, por ejemplo, mediante la integración de Residuo Cero con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos 17 ODS junto con sus 169 metas están sirviendo como base a las organizaciones para alinear su estrategia corporativa a las necesidades globales en materia de medioambiente, salud y prosperidad del planeta y las personas. Si analizamos todas estas metas podremos observar cómo una de ellas puede vincularse directamente con la verificación de Residuo Cero. Se trata del ODS 12: Producción y Consumo Responsable. Este ODS está muy vinculado con el objetivo europeo de alcanzar modelos circulares. Más concretamente, la meta 12.5 plantea el siguiente objetivo: De aquí a 2030, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización. Una empresa con un modelo de Residuo Cero implementado podría vincular todas sus acciones a la consecución de este objetivo de la Agenda 2030 y comunicar, gracias a la verificación de SGS, unos resultados veraces.

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